Review: Acceso anticipado RuneScape – Dragonwilds

RuneScape: Dragonwilds, el renacer de un mito en un nuevo continente.

UN NUEVO CONTINENTE

El acceso anticipado de RuneScape: Dragonwilds marca un hito en la historia del mítico MMORPG de Jagex. Más que una expansión, se trata de un replanteamiento de su ADN jugable, trasladando los fundamentos del universo de Gielinor a una nueva frontera: Ashenfall, un continente olvidado que despierta junto a los dragones que lo habitan. En este territorio ancestral, el jugador debe sobrevivir recolectando recursos, construyendo refugios y perfeccionando sus habilidades para enfrentarse a la Reina Dragón, un desafío que representa tanto un clímax narrativo como una prueba de dominio sobre los nuevos sistemas del juego.

A diferencia de las actualizaciones tradicionales de RuneScape, Dragonwilds se siente como una secuela espiritual. La base sigue siendo la misma, progresión de habilidades, exploración abierta, economía impulsada por los jugadores, pero el ritmo y la estructura se han rediseñado para un formato más contemporáneo. El acceso anticipado ofrece una experiencia híbrida entre el RPG clásico y la supervivencia cooperativa, con mecánicas que recuerdan a títulos como Valheim o V Rising, aunque manteniendo la identidad artesanal y metódica del universo RuneScape.

En Ashenfall, cada acción tiene peso. Cortar un árbol, fundir mineral o preparar una poción no son meros rituales de farmeo: Todo se integra a un ecosistema dinámico donde el entorno reacciona al jugador. La energía dracónica, concepto central del nuevo sistema de magia, altera la fauna, el clima y la disponibilidad de recursos. A medida que el jugador avanza, la tierra misma se transforma, revelando ruinas, grietas de lava o templos custodiados por dragones elementales. Este diseño ambiental demuestra una ambición poco habitual en un título ligado a una franquicia con más de dos décadas de historia.

El sistema de progresión también ha sido replanteado. Las habilidades clásicas como Smithing, Herblore o Fishing ahora interactúan entre sí mediante “sinergias de dominio”, que otorgan bonificaciones combinadas y desbloquean recetas exclusivas. Esto incentiva un enfoque más estratégico y colaborativo, especialmente en el modo cooperativo para hasta cuatro jugadores. La comunicación y la especialización se vuelven esenciales: Uno puede centrarse en la alquimia mágica mientras otro domina la herrería dracónica, creando equipo potenciado con fragmentos de escamas ancestrales.

El combate, históricamente uno de los pilares más debatidos de RuneScape, ha recibido una de sus mayores transformaciones. Dragonwilds adopta un sistema en tiempo real con perspectiva isométrica, donde la precisión y el posicionamiento son cruciales. Las batallas contra dragones y criaturas corrompidas exigen lectura de patrones y gestión del maná elemental, un cambio que dota de dinamismo a las confrontaciones sin perder la profundidad táctica. Los hechizos canalizados con runas cargadas de energía ígnea o helada pueden alterar el terreno, creando zonas de peligro o barreras protectoras. El resultado es una experiencia más inmersiva y visualmente estimulante.

Gráficamente, Dragonwilds utiliza una versión revisada del motor NXT, con iluminación volumétrica, partículas avanzadas y un rediseño artístico que equilibra lo nostálgico con lo moderno. Las regiones de Ashenfall, desde los acantilados de Emberreach hasta las llanuras cristalinas de Frostveil, están diseñadas con un cuidado notable por la paleta cromática y la atmósfera. La sensación de descubrimiento, tan característica del RuneScape original, se recupera aquí con un nivel de detalle y escala que recuerda a los grandes mundos abiertos contemporáneos.

El aspecto social sigue siendo clave. El cooperativo no solo facilita la supervivencia en las zonas más peligrosas, sino que refuerza el espíritu comunitario que siempre definió a RuneScape. Las aldeas pueden expandirse colectivamente, compartiendo talleres, granjas y santuarios mágicos. Incluso en solitario, el juego ofrece opciones para comerciar y dejar señales para otros aventureros, un guiño sutil al concepto de “mundo persistente” que tantos MMOs modernos han perdido.

Narrativamente, Dragonwilds combina mitología y ecología en una trama sobre equilibrio y devastación. La Reina Dragón, símbolo de la fuerza natural desatada, no es simplemente una villana: Representa la consecuencia de siglos de extracción mágica y olvido. A través de misiones que exploran la historia de los dracónidos y los primeros exploradores de Ashenfall, el juego propone una reflexión sobre la relación entre poder y responsabilidad. Es una narrativa menos lineal y más ambiental, contada a través de ruinas, ecos mágicos y códices dispersos por el mapa.

En cuanto al rendimiento, el acceso anticipado todavía muestra irregularidades. Algunos biomas presentan caídas de frames y errores en la sincronización de hechizos, especialmente en sesiones multijugador. Sin embargo, Jagex ha mantenido una comunicación transparente, con parches semanales y encuestas dentro del juego que permiten a la comunidad influir en los ajustes de balance. Este enfoque participativo refuerza la naturaleza viva del proyecto y augura una evolución sostenida hacia el lanzamiento definitivo.

En suma, RuneScape: Dragonwilds no es solo un experimento técnico: Es una declaración de intenciones. Jagex parece decidido a trascender el legado de su franquicia más longeva, adaptándola a las tendencias actuales sin sacrificar su identidad. El resultado, incluso en su estado preliminar, es un universo vibrante y exigente que recompensa la paciencia, la curiosidad y la cooperación.

The Review

9 Final
9 Others review
9
Historia
9
Progresión
9
Combate
9
Gráficos
9
Multijugador
9
Narrativa

¿En resumen?

Si RuneScape fue alguna vez un símbolo del pasado del MMO, Dragonwilds podría ser la brújula que lo guíe hacia el futuro.