La inclusión de NHL EDGE es, sin duda, el avance más llamativo de esta edición. Gracias a la colaboración directa con la liga, el juego utiliza información auténtica obtenida del sistema de rastreo de discos y jugadores que se emplea en partidos oficiales. Esto se traduce en una simulación donde las posiciones, trayectorias y patrones de movimiento reflejan con precisión lo que ocurre en el hielo de la NHL real. El impacto en la jugabilidad es inmediato: Los desmarques, las coberturas defensivas y las aperturas de línea de pase no parecen coreografiadas por una inteligencia artificial rígida, sino que responden a dinámicas vivas, creíbles y, sobre todo, impredecibles. Cada encuentro se siente menos como un videojuego que intenta replicar el hockey, y más como un auténtico partido transmitido directamente desde una pista profesional.

Los efectos de esta mejora no solo se notan en los partidos contra la IA, sino también en el juego competitivo en línea. Los movimientos calculados de los rivales, basados en datos reales de patrones profesionales, obligan a los jugadores humanos a pensar de manera más táctica. Ya no basta con dominar un par de jugadas eficaces: La clave está en adaptarse a situaciones cambiantes, leer el juego y aprovechar errores momentáneos, tal como en un partido real. La sensación de autenticidad es tal que incluso aficionados con experiencia en el hielo reconocerán patrones familiares, lo que eleva el nivel de inmersión a cotas poco vistas en simuladores deportivos.

Por otro lado, el modo Be A Pro ha sido completamente rediseñado para dar un salto narrativo y emocional. Tradicionalmente, esta modalidad permitía crear un jugador y conducirlo a través de una carrera, pero su presentación resultaba algo plana. En NHL 26, la experiencia se centra en la intensidad de “vivir” la carrera, con mayor profundidad en las interacciones con entrenadores, compañeros de equipo y medios de comunicación. Las decisiones que tomamos fuera del hielo, desde cómo respondemos a una entrevista hasta la manera en que gestionamos nuestras relaciones internas, tienen repercusiones tangibles en la progresión. Este nuevo enfoque recuerda a lo que otros títulos deportivos han intentado en el pasado, pero aquí brilla por el énfasis en el dramatismo y la autenticidad del entorno NHL.

La narrativa no es un mero adorno. Si eliges proyectar una personalidad carismática y abierta, podrías ganarte el favor de los fanáticos y de la prensa, lo que a su vez podría atraer contratos y oportunidades más lucrativas. En cambio, optar por un perfil reservado y centrado exclusivamente en el juego puede traer respeto en el vestuario, aunque quizá te reste visibilidad mediática. Estas ramificaciones convierten cada carrera en un recorrido único, y fomentan la rejugabilidad de un modo que pocas entregas previas habían conseguido. Además, el motor de diálogo y escenas está mucho más cuidado, con animaciones faciales y puestas en escena que transmiten emoción real, evitando esa sensación de “relleno” que solía acompañar a esta modalidad.

Visualmente, NHL 26 sigue demostrando el músculo del motor Frostbite, que aquí alcanza un nivel sobresaliente en detalles de hielo, iluminación de estadios y físicas de impacto. Los contactos entre jugadores se sienten pesados y contundentes, con colisiones que transmiten el rigor físico del hockey. El sonido, por su parte, merece mención especial: La mezcla de efectos ambientales, el estruendo del puck rebotando en las tablas y la vibrante reacción del público logran un ambiente absorbente. Incluso los relatos de los comentaristas parecen más dinámicos, con referencias contextuales que elevan la sensación de estar presenciando un partido televisado.

En cuanto a modos adicionales, el multijugador en línea mantiene sus ofertas clásicas, incluyendo Hockey Ultimate Team, que regresa con algunos ajustes en la progresión para evitar la sensación de “grindeo” excesivo. También destacan los torneos comunitarios, que ahora se benefician de los datos de NHL EDGE para añadir un nivel extra de competitividad. En general, la experiencia online fluye con servidores estables y emparejamientos rápidos, lo que refuerza la idea de que esta entrega no solo es técnicamente ambiciosa, sino también funcional.

Por supuesto, no todo es perfecto. Algunos jugadores pueden sentir que, pese a las mejoras notables, ciertos apartados siguen arrastrando problemas de entregas anteriores, como animaciones puntuales que se repiten demasiado o un menú de usuario que no termina de ser tan intuitivo como debería. Además, aunque el modo Be A Pro brilla con sus innovaciones narrativas, a veces el ritmo puede sentirse irregular, con secuencias que cortan la acción en momentos de alta intensidad. Sin embargo, son detalles menores dentro de un paquete que, en conjunto, logra un salto cualitativo evidente.

En conclusión, EA SPORTS NHL 26 representa uno de los lanzamientos más significativos de la saga en los últimos años. La integración de datos reales mediante NHL EDGE ofrece un realismo sin precedentes en el hielo, mientras que el renovado modo Be A Pro brinda una experiencia narrativa y emocional que captura como nunca la esencia de aspirar a la grandeza. Aunque conserva algunos aspectos mejorables, la suma de estas innovaciones coloca a esta entrega como un referente indiscutible para los fans del hockey digital.