La insólita historia de Pac-Man

Con sólo 22 años, Toru Iwatani llegó a trabajar a la desarrolladora japonesa Namco, en 1977. Por esos años, Namco era dueño de los derechos de publicación de Atari en Japón y aún no se lanzaban a crear sus propios juegos.

LOS INICIOS

Para 1979 y con algunos fracasos bajo la manga, Iwatani estaba desilusionado de la industria de los videojuegos, pensando en que apelada sólo a un público masculino mediante juegos más violentos de guerra como Space Invaders o de deportes similares a Pong. Fue así como decidió crear un juego que apelara a las mujeres, con personajes tiernos y coloridos y una mecánica fácil de comprender, como si las mujeres fueran tontas o no gustaran de los deportes.

Acompañado por un equipo de sólo nueve personas, Iwatani creó Pac-Man, el cual se probó en el mercado japonés en mayo de 1980 y en Estados Unidos en octubre de ese año. A pesar de su moderado éxito en Japón, en Estados Unidos tuvo una recepción astronómica, vendiendo rápidamente 100 mil máquinas arcade y transformándose en el juego más vendido y con más ganancias de todos los tiempos.

A pesar del éxito de Pac-man, Iwatani no recibió ningún bono o aumento en su salario por parte de Namco debido a las ganancias del juego. Una historia que aún no ha sido confirmada relata que Iwatani se alejó de Namco furioso por la falta de reconocimiento o aumentos en su paga, relato que él mismo ha negado.

Pero hay una historia aún más interesante sobre Pac-Man y es de cómo este juego fue una de las razones por las que Atari dejó de existir.

A fines de los 70’ Atari estaba en la cima del mundo de los videojuegos y adquirieron la licencia para distribuir en sus consolas el juego del momento, Pac-Man.

Mirando en menos el port de un juego de Arcade a una consola como la Atari 2600, predijeron que venderían 10 millones de consolas gracias a Pac-Man y se tomaron sólo seis semanas en adaptar el juego. Se fabricaron 12 millones de cartuchos de este juego apostando a que cada persona que tenía un Atari lo compraría y casi casi se les cumple.

El problema principal fue que Atari decidió usar cartuchos de 4KB para alojar el juego, los cuales eran más baratos que los de 8KB. Adicionalmente, las placas arcade de Pac-man tenían cuatro veces más memoria ROM que la Atari 2600 y 2KB de RAM, mientras que la consola tenía sólo 128 B y ninguna tarjeta de video. Para rematar, el microprocesador del arcade era 3 veces más rápido que la 2600.

La suma de todas estas dificultades llevó al desarrollador Todd Frye a realizar cambios bruscos en el juego para que el port fuera posible. Los bordes de los laberintos se hicieron más toscos y sus diseños más simples, los puntos se cambiaron por rectángulos café y los fantasmas no aparecían al mismo tiempo en pantalla provocando efectos parpadeantes. 

Los altos mandos de Atari ignoraron las advertencias de lo terrible que era el juego y lo marketearon en diarios y catálogos como un juego ligeramente diferente al de arcade, además de anuncios en televisión y en el retail, creando ediciones del juego con la etiqueta de Sears.

Sin embargo, lo temido sucedió, en el lanzamiento se vendieron 7 millones de unidades del juego, pero rápidamente las ventas descendieron y las tiendas ostentaban grandes cantidades de juegos sin vender y otra gran cantidad de usuarios simplemente lo devolvieron.

Finalmente, los oídos sordos frente a los expertos fueron el principio del fin de Atari y un clavo más en su cajón. La conversión de Pac-man a la Atari 2600 era imposible de lograr siendo fiel al original y sus resultados fueron evidentes, Atari cayó producto únicamente de la soberbia.