La Loca del Frente vive en su propio mundo, ajena a la dictadura que la rodea, su objetivo está en ganarse unos pocos pesos como mejor pueda. No tiene color político ni opinión de lo que está pasando, hasta que conoce a Carlos un joven revolucionario, miembro del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que le cambia la vida, el resto, es casi como cualquier historia de amor condenado.

Las vidas tan diferentes de Carlos y La Loca del Frente se entrelazan, en su mayoría sólo en beneficio de los objetivos del joven combatiente, pero a ratos, con claros signos de que el torturado amor de La Loca del Frente podría ser correspondido. 

Es increíble cómo, a pesar de ser un libro que toma lugar en dictadura, sigue estando más que vigente, la lucha parece no haber terminado y la marginalidad en la que viven personajes como La Loca del Frente está latente, sin importar cuántos logos de la diversidad se pongan las empresas una semana al año. 

“Tengo Miedo Torero” es sobre todo, una novela triste, sin caminatas hacia el atardecer y sin nada cambiando realmente, excepto la misma Loca del Frente en formas que prefiero dejar abiertas a la interpretación de cada lector, ya que siento que el final , sin spoilers, debe ser tomado como mejor les nazca.

Esta obra de Lemebel debería estar en todas las listas de lectura de cada colegio y en los libreros de cada hogar, como una pieza clave de nuestra cultura popular y también como una forma de sacudir el estupor de la novela clásica chilena.